Local: Dani Lucas

Cuando tenía 18 años Dani Lucas lo dejó todo por el deporte para ir a vivir a Soldeu El Tarter. Posteriormente, estuvo haciendo temporadas en Boí Taüll cogiendo un ciclo de nevadas histórico...
Locales diciembre 2021
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Cuando tenía 18 años Dani Lucas lo dejó todo por el deporte para ir a vivir a Soldeu El Tarter. Posteriormente, estuvo haciendo temporadas en Boí Taüll cogiendo un ciclo de nevadas histórico, y por último también estuvo en El Tarter trabajando en el park. Después encontró su otra vocación, el diseño gráfico y la creatividad, que ha desarrollado haciendo todo tipo de colaboraciones con marcas y eventos, como por ejemplo la imagen del Grandvalira Total Fight. Fotos: Jorge Domínguez

 

Dani Lucas es buen conocedor de la montaña y del freeride. Foto: Jorge Domínguez
Dani Lucas es buen conocedor de la montaña y del freeride. Foto: Jorge Domínguez

-¿Cómo fueron tus orígenes en el snowboard?

«Yo empecé a hacer snowboard porque la familia de mi madre es de un pueblo que está al lado de Alto Campoo, que está cerquita de Bilbao -está en Cantabria pero está a una hora y media desde Bilbao-. Empecé también porque mi madre no esquiaba pero mi tío Iñaki si que esquiaba, y de repente siendo chaval cuando iba a EGB, íbamos al pueblo, y subíamos a esquiar. Y la verdad es que hice un par de días de trineo e hice también un poco de esquí y luego me compraron una tabla de snowboard. Ya había ido un par de años, tres o cuatro veces a esquiar y de repente en una tienda de Bilbao que se llama Eurosport pues había unas tablas de oferta. Miramos lo que costaba el alquiler de la tabla y nos salía más a cuenta comprar una, por lo que me regalaron una tabla de snowboard; una Hooger Booger con unas fijaciones Emery, que la tengo guardada, porque ahora estoy haciendo colección de tablas viejas. Tengo la Hooger, algunas tablas viejas mías y después algunas que he ido comprando en mercadillos de segunda mano. Pues nada, mis comienzos fueron éstos; mi madre que se animó a llevarme a la nieve, y otro referente ahí era mi tío, que es el que sabía esquiar, y me llevó a Alto Campoo».

-¿Y luego ya hiciste temporada?

«Si luego en el Instituto, había como una semana blanca y se iba a Andorra, y ahí pues bueno salí de Alto Campoo, y luego los viajes eran geniales, eran muy divertidos. Ahí conocí una agencia de viajes de Bilbao que organizaba las semanas blancas, y a partir de ahí empecé a conocer algo de gente, y la verdad es que me entró muy fuerte lo del snowboard y dejé de estudiar. Lo dejé todo, con un gran disgusto para mi madre. Entonces con esta gente de la agencia empecé a trabajar de receptivo, en una empresa que también hacía la gestión de un hotel y unos apartamentos en el Tarter. Hice una temporada entera siendo receptivo, sobre todo para institutos. Yo tenía justo 18 años, fueron unos inviernos muy divertidos».

 

Dani en Boí Taüll de Fr360 Nosegrab con una mítica tabla Oxygen, botas Northwave y fijaciones Drake, todo un equipo para la época

-¿Después aterrizaste en Boí Taüll?

«Sí con estos viajes en el instituto llegó un alumno nuevo de nombre Alex Berastegui, y de repente pues hicimos bastante buenas migas. El año que yo me fui a Soldeu él se fue a Boí Taüll, y el conoció a Bruno, Enric, Marc, Claudia, Noe, David… y a toda la gente de Boï Taüll que luego yo también conocí. Yo iba a verle una vez a la temporada y él también venía a El Tarter a verme a mí, por lo que empezamos a conocer a la gente de Boí. Luego un año, yo me cansé un poco de estar en Soldeu, y ya me fui a Boí a la escuela Centre Tècnic. Recuerdo que fueron unos años con unas nevadas inmensas en BoÍ Taüll, fueron años de petarlo a dolor. En Boí taull -porque esto hay que contarlo también- antes de que se hiciera Coliflor Freestyle, estuvieron los Vall de Boí snowboard camps, en los que estaba Bruno, estaba Alex, estaba Marc y yo, entre otros… Hicimos un camp y fue un éxito y vino a sacar fotos Alex Gosteli. Después, al año siguiente vino Coliflor Freestyle y cuando en las siguientes temporadas Coliflor Freestyle se fue a Soldeu El Tarter yo me mudé con ellos de Boí Taüll a El Tarter».

 

Dani de sesión nocturna con Jota Domínguez
Dani de sesión nocturna con Jota Domínguez

 

-¿Cuáles son los snowboarders que más te gustan?

«Los riders que más me gustan son los que tienen estilo. Ahora que estoy más unido a la nieve por las redes sociales, me gusta mucho por ejemplo un rider que anda para Nitro que se llama Lucas Baume. Es un rider con un estilo que para mi es impresionante, me recuerda a los riders super buenos de hace veinte o treinta años como Damien Sanders y esta peña. Gente como muy pionera. Este tipo está haciendo unas cosas muy guapas; por ejemplo anda bien en saltos grandes pero generalmente pues igual ataca un pipe o ataca bordillos o cosas así. Hace también jibbing, y tiene un estilo que me tiene encandilado. Y luego pues me gustan las cosas también que me sorprenden. Hombre, hacer rotaciones con millones de vueltas está genial y es impresionante y todos mis respetos, pero cuando veo gente como los de Korua que hacen carving también me gusta. Están como volviendo al surfing, pero en snowboard, carving en pista, fuera pista… También hay algunos riders por ahí, como algún japonés, que me gusta mucho de lo bonito que lo hacen. Me gusta mucho cuando ves a alguien con una ejecución terriblemente fácil, que te hace sentir como un idiota. Hay una definición de diseño que dice un buen diseño es cuando otro diseñador dice: joder que idiota cómo no se me ha ocurrido a mí, con lo sencillo que era. Con el snowboard a veces también me pasa eso, me gustan las cosas muy sencillas pero bien hechas».

 

Uno de los primeros eventos de freestyle hechos en Grandvalira fue el Easpak Style Warriors
Uno de los primeros eventos de freestyle hechos en Grandvalira fue el Eastpak Style Warriors

 

-¿Y cómo empezaste con el diseño?

«Bueno, antes de hacer snowboard empecé -de una manera más como un juego- con el tema del diseño. Aunque no soy por años, me considero casi millennial porque soy digital desde muy pequeño. A mi madre cuando yo era muy niño se le ocurrió regalarme un ordenador, un Commodore 64, y con ese Commodore empecé a meterme en la vida digital. Recuerdo mucho dibujar en la pantalla, con los cursores, y hacía como dibujos. Luego, pues ese ordenador dio paso a otro y me acuerdo mucho de hacer cosas como cuando venía alguien por navidad y hacía como unos menús con el ordenador. Así que todo el tema visual siempre me ha gustado mucho, por ejemplo los cómics de papel…También en el instituto haciamos algún fanzine muy revolucionario, antisistema. Y luego cuando ya estaba en la nieve, pues siempre me llevaba el ordenador para hacer la temporada, y me acuerdo que de los primeros clientes que tuve fue Soho Surf Shop. También me fui a parar a la Asociación Española de Snowboard (AES); conocí a un tipo que se llama Sergio, que estaba en la AES y a través de él conocí a Joseba que es el dueño de Soho, y a partir de ahí también empezamos a ser delegados técnicos de la AES que estaba dentro de todo el sistema de la ISF. Por otro lado, con Diego Moran hice el curso de juez también de la AES, y bueno en relación con el diseño, ya luego fue pasando el tiempo y con mi compañera en 2007 montamos La Docena, que es el estudio donde trabajamos».

-Tu has sido el autor del diseño del logo de Prismamag cuéntanos cómo lo has hecho

«La idea de Prismamag que era una visión diferente del mundo del snowboard encajaba bien con este cambio de prisma, y estuvimos trabajando en el tema visual con el objeto prisma y también con el concepto de la limpieza. Sobre todo, este proyecto pensaba que tenía que ser algo muy limpio, para que fuera el contenido el que estuviera por encima del diseño. También está muy bien resuelta la página web, donde llegas y te encuentras el contenido, y es el contenido lo que prima, con accesos a la información directos, sencillos y fáciles de encontrar. Veo a veces campañas o cosas relacionadas con la nieve hechas por agencias o estudios que no saben de lo que están hablando. Tampoco es que lo sepa todo, pero sé bastante de snowboard, de nieve y de esquí, y de esta historia… Así que creo que desde La Docena cuando la temática va de nieve podemos contar las cosas una manera bastante sólida».

 

Dani es un amante del snowboard y de la creatividad. Foto: Jota Domínguez
Dani es un amante del snowboard y de la creatividad. Foto: Jota Domínguez

 

-También has sido el diseñador del cartel del Total Fight de estos últimos años

«Estoy muy contento con este proyecto y también con los carteles de los camps de Protest. Me encantaba este proyecto, me gustan todos los carteles que hemos hecho… sobre todo el primero. Antes de estos carteles también hubo el Style Warriors de Eastpak y ese cartel también me gusta mucho. El primero que hice yo del Total Fight es el que más me gusta porque hubo un cambio, que ocurrió cuando yo tomé lo que estaba haciendo Xavi Escala, y yo me veía en la necesidad de marcar un punto de inflexión y una diferencia que creo coincidió además con el décimo aniversario del evento. En definitiva, en la Docena estamos muy cómodos haciendo cosas relacionadas con este mundillo. También he trabajado mucho con Nitro snowboards, con Nikita, con tiendas más locales de aquí, evidentemente con Soho. Todo lo que sea relacionado con este lenguaje que dominamos pues me sienta bien».

 

Dani se ha ocupado también de la imagen y el diseño del Grandvalira Total Fight
Dani se ha ocupado también de la imagen y el diseño del Grandvalira Total Fight

-¿Cómo ves el snowboard de ahora?

«Lo veo desde otro punto de vista. La edad me ha hecho fijarme en unas cosas en las que no me fijaba antes. Lo que veo que tiene mucho espectro de mejora son las estaciones de esquí. Creo que tienen que hacer un pensamiento de lo que pasa en la nieve. Eso es porque ya desde hace mucho años tengo una splitboard que uso de vez en cuando y te das cuenta del silencio y de la tranquilidad de la montaña. A mi el freeride me ha gustado mucho de siempre, de hecho creo que empecé a hacer snowboard por el freeride. También me fijo mucho en los avances técnicos del snowboard, en cómo han mejorado las tablas. En cuanto a los riders, me gusta poder ver a alguien desde lejos y poder reconocerle, que creo que en el pasado se había perdido con la época más de jibbing donde todo era un poco como más homogéneo. Cuando hay un salto o una bajada, ya puedes diferenciar quién es. Las estaciones me gustaría que pensaran más en el tema ecológico, con un poco más de conciencia, entiendo que es muy complejo llevar una estación de esquí, pero creo que tenemos que pensar en qué estamos haciendo».